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miércoles, 13 de agosto de 2014

Patria, independencia y libertad.

Aprieta el corazón al escuchar comentarios burlones sobre el concepto de Patria. La negación de esta nomenclatura sobre el alma del pueblo es como recibir puñaladas rasgando heridas sobre los corazones de nuestra tierra. El oír que “ellos tienen patria” con una sonrisa amarga acerca de un chalequeo vulgar enfrentando a nuestra Pachamama crea cierta aprehensión en el pecho de todos; “váyanse del país” provoca gritar a todo pulmón, olvidar que todos fuimos engendrados sobre una nación embargada por su belleza y riqueza: la Pachamama, madre naturaleza de este terruño de lo cotidiano.
Todas estas agresiones contra nuestra propia esencia del existir olvidan, de parte de ellos, el lugar que nacieron, si acaso lo llevaron a cabo aquí, pero que se metan contra la propia tierra, contra el propio corazón del pueblo, ha sido una constante de destrucción, falacia, odio sobre nuestro sueño de ser libres, independientes, autores de nuestra propia autogestión, decisión de los que llevamos la  vida y el amor en la cotidianidad desde el período de la conquista hasta nuestros tiempos: el espíritu de esclavo de nuestra oligarquía.
Recordando aquellas palabras de Hugo Chávez Frías en el Libro Azul que planteó “(…) nuestros pueblos se han ido alejando cada vez más de sus raíces históricas, allí donde seguramente se encuentran las claves para descifrar el terrible enigma que nos mantiene en un ir y venir por el abismo de la historia, ya a las puertas del siglo XXI”; ese alejamiento que dijo el Comandante Supremo tiene que ver con la actuación de nuestra oligarquía que se ha empecinado que el estudio de la historia no tiene importancia alguna, es un pensar nuevo, diferente en el que no tiene sentido enfrascarse en recordar cualquier hecho o cosa, cerrar las puertas al pasado y partir de la nada.
El rescate de esta definición de Patria se extiende desde las regionalizaciones del mundo y como las oligarquías y capitalistas de todas partes, obedeciendo a sus jefes imperiales de cada tiempo que se ordenaban descartar cualquier palabra, concepto del cual saliera algún resabio a pasado. En ese pensar a cuatro manos de Marx y Engels en La ideología alemana expresaron “la opinión privada –Patria- que él tiene de esta categoría dejando en pie con ello la categoría de validez general y comenzando la labor solamente en el campo filosófico”; es decir, la teoría de la burguesía la determinaron como un hecho en sí, la propia realidad del filosofar a través del ombligo olvidando ex profeso la independencia de la propia nación.
La Patria es la propia esencia del Ser acompañado por su carácter fundamental: la independencia en lo más profundo corazón en cualquier confín del planeta, la Pachamama, la tierra, ese suelo del cual se salió hacia los espacios de sus propias esencias; negar los orígenes es el rechazo a ser un ser humano, un hombre, una mujer independiente y libre, y no ser únicamente, un cadáver de esclavo arrastrando sus miserias como cadenas por la vida.