Aprieta el corazón al
escuchar comentarios burlones sobre el concepto de Patria. La negación de esta
nomenclatura sobre el alma del pueblo es como recibir puñaladas rasgando
heridas sobre los corazones de nuestra tierra. El oír que “ellos tienen patria”
con una sonrisa amarga acerca de un chalequeo vulgar enfrentando a nuestra
Pachamama crea cierta aprehensión en el pecho de todos; “váyanse del país”
provoca gritar a todo pulmón, olvidar que todos fuimos engendrados sobre una
nación embargada por su belleza y riqueza: la Pachamama, madre naturaleza de
este terruño de lo cotidiano.
Todas estas agresiones
contra nuestra propia esencia del existir olvidan, de parte de ellos, el lugar
que nacieron, si acaso lo llevaron a cabo aquí, pero que se metan contra la
propia tierra, contra el propio corazón del pueblo, ha sido una constante de
destrucción, falacia, odio sobre nuestro sueño de ser libres, independientes,
autores de nuestra propia autogestión, decisión de los que llevamos la vida y el amor en la cotidianidad desde el
período de la conquista hasta nuestros tiempos: el espíritu de esclavo de
nuestra oligarquía.
Recordando aquellas
palabras de Hugo Chávez Frías en el Libro
Azul que planteó “(…) nuestros pueblos se han ido alejando cada vez más de
sus raíces históricas, allí donde seguramente se encuentran las claves para
descifrar el terrible enigma que nos mantiene en un ir y venir por el abismo de
la historia, ya a las puertas del siglo XXI”; ese alejamiento que dijo el
Comandante Supremo tiene que ver con la actuación de nuestra oligarquía que se
ha empecinado que el estudio de la historia no tiene importancia alguna, es un
pensar nuevo, diferente en el que no tiene sentido enfrascarse en recordar
cualquier hecho o cosa, cerrar las puertas al pasado y partir de la nada.
El rescate de esta
definición de Patria se extiende desde las regionalizaciones del mundo y como
las oligarquías y capitalistas de todas partes, obedeciendo a sus jefes
imperiales de cada tiempo que se ordenaban descartar cualquier palabra,
concepto del cual saliera algún resabio a pasado. En ese pensar a cuatro manos
de Marx y Engels en La ideología alemana
expresaron “la opinión privada –Patria- que él tiene de esta categoría dejando
en pie con ello la categoría de validez general y comenzando la labor solamente
en el campo filosófico”; es decir, la teoría de la burguesía la determinaron
como un hecho en sí, la propia realidad del filosofar a través del ombligo
olvidando ex profeso la independencia de la propia nación.
La Patria es la propia
esencia del Ser acompañado por su carácter fundamental: la independencia en lo
más profundo corazón en cualquier confín del planeta, la Pachamama, la tierra,
ese suelo del cual se salió hacia los espacios de sus propias esencias; negar
los orígenes es el rechazo a ser un ser humano, un hombre, una mujer
independiente y libre, y no ser únicamente, un cadáver de esclavo arrastrando
sus miserias como cadenas por la vida.